Predator: Badlands, dirigida por Dan Trachtenberg, llegará a los cines el 7 de noviembre con una novedad que sacudió a los fanáticos: su clasificación PG-13. Esta decisión marca un giro inédito en la franquicia de ciencia ficción y acción, que desde su debut en 1987 se caracterizó por su violencia gráfica y tono adulto. Protagonizada por Elle Fanning como Thia y Dimitrius Schuster-Koloamatangi como Dex, la película sigue a dos marginados que enfrentan criaturas letales en busca de un enemigo definitivo. Aunque aún conserva elementos intensos, la ausencia de gore explícito sugiere una narrativa más emocional y accesible.
La Motion Picture Association establece que una película PG-13 puede incluir violencia moderada y lenguaje fuerte limitado, pero evita el contenido sexual explícito o sangriento. Esta suavización ha generado opiniones divididas entre los seguidores de Predator, quienes temen que la esencia brutal de la saga se diluya. Sin embargo, Trachtenberg asegura que Badlands mantiene la tensión y el drama, comenzando con un evento traumático que impulsa la historia de Dex. El director también confirmó que el film compartirá el espíritu de Prey, el exitoso spin-off de 2022 que revitalizó la franquicia.
Además, Badlands incluirá un guiño al universo Alien, introduciendo un personaje clave del lore compartido, aunque se mantiene firmemente como una película de Predator. Según el productor Ben Rosenblatt, la prioridad fue ofrecer “algo inesperado”, alineado con la visión de Trachtenberg de tomar riesgos creativos. Esta nueva dirección busca ampliar la audiencia sin perder la identidad de la saga, apostando por una historia de supervivencia, alianzas improbables y evolución narrativa. Con esta jugada, Predator se reinventa para una nueva generación.